Manolo el Escayolista, desde que era chico, no
se pierde ninguna procesión de Semana Santa. Le sigue llamando la atención esta
típica manifestación de fe del pueblo español y, este año, una vez más, no
podrá evitar que en su corazón resuene el eco de los tambores, las saetas y los
pasos acompasados de los cofrades. Y de nuevo contemplará embelesado al Cristo
doliente y a su Madre la Dolorosa con el corazón atravesado por siete espadas.
Quizás no derrame ninguna lágrima pero crecerá en su alma el rechazo a la
injusticia y la defensa a ultranza de los inocentes.
Cyrano: ¡Cuántas lecciones nos dan los Pasos de
la Semana Santa!