Según las provincias.es, la plantilla transmite ambición y fe antes de comerse las uvas. César pide renovar, Pablo sueña con un título y Fernandes espera jugar. Estos son los deseos para el nuevo ejercicio
Aunque el deseo generalizado en estas fechas es siempre el manido 'año nuevo, vida nueva', lo ideal para el Valencia es mantener la línea con que finaliza el 2009 que hoy se nos va.
El equipo que dirige Unai Emery ha recuperado la identidad perdida y, ante una buena trayectoria como la que viene describiendo, sólo cabe rogar para que continúe igual. Ya saben, aquello del 'que me quede como estoy'. Y si en algo varía, que sea en el comportamiento que muestra en Mestalla, de donde ha dejado escapar la friolera de 11 puntos, merced a sus cuatro empates (Sporting, Atlético de Madrid, Barcelona y Mallorca) y la derrota sufrida frente al Real Madrid. A domicilio, el Valencia ha brillado con luz propia. Si a partir de ahora se logra un equilibrio, miel sobre hojuelas.
La plantilla de futbolistas muestra su ambición de cara a un 2010 en el que los protagonistas tienen depositadas muchas esperanzas, grandes ilusiones, tanto en lo personal como a nivel colectivo. Coinciden la mayoría de ellos a la hora de demandar salud y que no haya lesiones, sin olvidar meterse en la Champions, sin renunciar a nada y, en algunos casos, ser convocados por Vicente del Bosque para disputar el Mundial de Suráfrica.
Algunos de los jugadores del Valencia tienen otros motivos personales para aguardar expectantes el nuevo año. Es el caso por ejemplo de David Albelda. El internacional valenciano y Vicen, su esposa, serán papás por primera vez dentro de pocos meses de un varón que recibirá el nombre de David. Tradición familiar.
Otro veterano ilustre de la plantilla, el guardameta César Sánchez, no se corta a la hora de desvelar sus deseos, con uno realmente elogiable: seguir una temporada más en el Valencia. Eso es ambición en un profesional de 38 años, pero con la ilusión de un chaval que empieza. Se encuentra en perfectas condiciones físicas, como está demostrando, lo que le permite aspirar a disfrutar un año más de su profesión y gran pasión.
En el lado opuesto de la balanza, la fuerza de la juventud. Juan Mata. No tiene dudas respecto a lo que quiere, a lo que pide en su carta a los Magos de Oriente: no sufrir lesiones, jugar el Mundial, llegar lo más alto posible en la Liga española y disputar las finales de la Copa del Rey y de la Europa League. Ahí queda eso.
Algunos futbolistas son más recatados, reducen sus deseos a la mínima expresión, como le ocurre al holandés Maduro, quien dicho sea de paso confiesa que lo de tomar las uvas esta noche le suena a chino. «Es muy rápido y no me da tiempo a comerlas, lo he intentado pero es imposible. En mi país no hay ninguna tradición de este tipo».
Pablo Hernández se muestra convencido de que este Valencia puede «hacer algo grande». Ultima su recuperación de la lesión que le impedirá jugar los primeros encuentros del nuevo año. Sabe que estar en el Mundial no será tarea sencilla, pero para lograrlo asume que tiene que estar «a un nivel muy alto en el Valencia». Y quiere llegar lejos en la Europa League, que «se ha puesto bonita», y ganar la Copa del Rey. «Estamos capacitados para hacerlo», afirma en LAS PROVINCIAS Punto Radio (92.0 FM).
Manuel Fernandes, prácticamente descartada la opción de volver a Portugal, está seguro de que una vez recuperado contará mucho en el Valencia. Tuvo una conversación con Emery y todo apunta a que el entrenador le aseguró que cuenta con él y le dará los minutos que reclama. Por ello dice que su deseo inmediato es convertirse «en el mejor fichaje del mercado de invierno».
Aunque en líneas generales todos los futbolistas trasladan sus propias aspiraciones, plenas de buenos deseos, a los aficionados valencianista, el lateral Bruno incide en ello para disfrute general. Su objetivo es que el binomio equipo-afición sea más fuerte e indestructible que nunca. «Deseo lo mejor para el Valencia y la afición. Unidos podemos alcanzar éxitos importantes».
Por aquello de que es el encargado de finalizar las jugadas de su equipo, el máximo realizador, David Villa, pretende mantenerse en los mismos parámetros que han marcado toda su trayectoria profesional. Seguirá haciendo felices a compañeros y aficionados. El asturiano sólo pide «éxitos a 2010», como si fuera sencillo, mas su ambición personal le impide bajar el listón. No se olvida en ningún momento de lo que le aguarda una vez finalizada la temporada con su club. Llegará el Mundial y volverá a pelear por convertirse en el máximo realizador, como lo fue en la Eurocopa, pero en Suráfrica quiere jugar la final.
Plantilla al margen, no era necesario consultar al consejo de administración acerca de lo que ambiciona para la entidad. En su carta a Melchor, Gaspar y Baltasar solicita que la empresa Richard Ellis le proporcione la alegría del año, casi del último lustro, y encuentre un comprador de las parcelas de Mestalla. Es el punto de arranque, la base sobre la que edificar el futuro del club, que permitirá sobrevivir con mayor desahogo, cancelar créditos, eliminar la sangría de intereses y cambiar las telarañas de la caja fuerte por euros. Nunca como hoy se cree en los Reyes.
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